En el mundo acelerado de los negocios, la creación de confianza es un recurso valioso, y la construcción de una buena reputación depende también de cómo nos perciben o nos ven.
Este acercamiento y reconocimiento comienza con un logotipo, colores, una misión, visión y valores, el propósito de la empresa, que no debe dejar de lado el tono y la personalidad que transmitimos a nuestras audiencias.
Los componentes visuales contribuyen a generar una conexión positiva y duradera y en este artículo buscaremos de analizar cómo se genera confianza y buena reputación en una empresa, desde esta perspectiva gráfica.
El poder de un logo
El poder de un logo efectivo transmite la esencia de la marca y establece una primera impresión duradera; dentro del Branding es un elemento importante que destaca la experiencia visual de una empresa y su coherencia en diseño va más allá de lo estético. Los colores, las formas y la tipografía juegan un papel importante en la construcción de la percepción y la confianza y se vuelve parte de ese intangible poderoso.
Joan Costa en uno de sus análisis sobre la importancia de la marca en el diseño gráfico reza que “una marca bien diseñada puede generar confianza, diferenciarse de la competencia y dejar una impresión duradera en la mente del consumidor. Es como una melodía que se queda pegada en nuestra cabeza, recordándonos una experiencia única.”
La psicología del color
La elección de colores puede evocar emociones específicas y transmitir mensajes subconscientes, no solo se usan teniendo en cuenta lo estético pues los colores tienen un impacto psicológico profundo.
Por ejemplo, el azul puede denotar confianza y profesionalismo, mientras que el verde puede asociarse con sostenibilidad y frescura. La consistencia en el uso de colores refuerza la identidad. Si examinamos las principales marcas en el uso de sus colores, podemos entender mejor cómo utilizan el lenguaje del color de manera estratégica para crear una identidad visual poderosa y memorable.
Un tono que responde al core de la empresa
Las marcas mundialmente reconocidas como Coca-Cola y Apple son un ejemplo claro de la importancia de la imagen corporativa. A lo largo de los años, estas marcas han construido una imagen corporativa sólida y coherente, basados en los pilares de su identidad corporativa: sus valores, misión, visión. Los valores establecen las pautas éticas, la misión define el propósito de la empresa y la visión proyecta su futuro.
Estos elementos brindan a los colaboradores y al público una guía de cómo actúa la organización, y modela la voz, o el tono, de la empresa en el mundo de la comunicación. El tono debe ser coherente y consistente con la personalidad que se ha establecido, bien sea que la comunicación se realice a través de contenidos internos, externos, mensajes publicitarios o publicaciones en redes sociales. Al establecer una conexión auténtica con el público, una comunicación clara y honesta fortalece la confianza.
La coherencia es clave
En todos estos aspectos, la coherencia es fundamental. Aunque la identidad corporativa y el Branding no tiene porque ser permanente, y efectivamente puede cambiar con el tiempo, debe ser una desición estratégica que no solo priorice un rediseño.
Hacer cambios en la identidad gráfica de una empresa puede generar confusión, lo que puede generar desconfianza e inestabilidad, es por eso que es necesario que la transformación de la identidad corporativa y el Branding sea progresiva y estratégica.
El diseño gráfico juega un papel crucial en la creación de la identidad corporativa siendo un potente instrumento para mantener la buena reputación y la confianza.
Como principio omnipresente, conocer y mantenerse al día de las tendencias y ver de qué manera pueden aplicarse es clave para seguir transmitiendo eficazmente los valores y objetivos. Las empresas que invierten en construir una identidad corporativa sólida obtienen confianza a largo plazo, un activo valioso en el mundo empresarial de hoy y el mañana.
