Conectarse con el cliente o consumidor de una empresa, a través de una mirada dinámica y profunda que permita entender qué es lo que realmente le importa y cuál es el valor que se les puede ofrecer a través de los productos o servicios de la organización, parece ser la clave para lograr el éxito y posicionamiento deseados en el mercado corporativo en los tiempos que corren.
Se trata de generar un verdadero nexo con el ser humano detrás de cada elección, a través de una empatía genuina, orgánica, que permita interpretar de manera cercana el rol que una marca o una empresa juega en la vida de las personas.
Tuve ocasión de escuchar al equipo de Ipsos Latinoamérica conversar sobre esta nueva oportunidad -y gran reto- en su reciente charla on line “El nuevo paradigma del marketing: Las personas en control del crecimiento de las marcas”. Una perspectiva que integra el análisis de otras dos grandes dimensiones al éxito de una empresa: las expectativas y el contexto.
Contexto que, sin duda, es cambiante y complejo. De allí la gran importancia que cobra en la actualidad -más que nunca- una dosis adecuada de inteligencia contextual, habilidad imprescindible de supervivencia en entornos volátiles.
La inteligencia contextual
El análisis del entorno puede considerarse en dos ámbitos; uno macro, donde se tomen en cuenta aspectos sociales, culturales, valores y normas, en el cual prevalecen tópicos de interés, tales como criterios ESG y nuevas oportunidades de impacto positivo, y uno micro, en esas ocasiones puntuales en la que un consumidor opta por elegirnos y que responde a temas como logística, necesidades o comportamientos.
Es allí donde ponemos foco en objetivos puntuales: captar la verdadera esencia de esa necesidad por satisfacer, donde mi empresa tendrá la solución… entendiendo ese problema por resolver, donde mi marca tendrá la respuesta, o identificando ese espacio de ocio que aprovechar, donde mi producto sabrá deleitar. Solo entonces, se habrá estado a la altura de las expectativas, generado una verdadera conexión que nos permitirá posicionarnos en el top of mind del consumidor.
Visión y Planificación
Llegar a ese punto requiere constancia y dedicación por parte de las empresas. Visión y planificación estratégica como parte esencial de los procesos internos, sumado a altas dosis de flexibilidad, apertura al cambio y entendimiento de la realidad.
Y -cabe ahora la reflexión- ¿están las empresas hoy en día, junto a su equipo de líderes y colaboradores, realmente capacitadas para captar e interpretar los insights de su entorno y tomar, así, decisiones estratégicas acertadas que generen esa conexión con sus audiencias clave, para garantizar la continuidad del negocio?
Sin duda, hay grandes referentes en el mundo corporativo que sustentan su solidez sobre esta mirada y un crecimiento significativo de aquellas que han entendido la importancia de hacerlo y lo están integrando como parte de su gestión.
No podemos dejar de lado que las nuevas tecnologías han brindado al consumidor actual un mayor poder de impacto sobre las empresas, sus marcas, productos y servicios. Hay una creciente exposición de sus opiniones, un alcance masivo e inmediato de su voz que ha potenciado su habilidad de construir -o destruir- con gran impacto sobre la reputación.
Sin embargo, frente a este escenario, cobra mayor importancia la visión y alineación integral de una organización: implementar estrategias de planificación, profundizar en la fidelización, generar emociones positivas -dentro y fuera de la empresa- brindar mejores experiencias a los usuarios conectando con sus valores y percepciones, contar con planes de relacionamiento eficientes y pilares de actuación sostenibles a largo plazo.
Es en las organizaciones donde siempre radicará la capacidad de actuar de manera acertada para marcar la diferencia entre simplemente estar o ser quien marca la pauta. Aportemos valor y cosecharemos los resultados.
