Pensar estratégicamente requiere de práctica y flexibilidad para prever situaciones que puedan impactar el logro de sus objetivos. ¡No deje que la improvisación lo retrase de su meta!
Planificar en el largo plazo, en pleno auge de la cultura de la inmediatez es todo un reto, pero es uno que bien vale la pena asumir. Desde los CEO y directivos de las corporaciones, hasta los equipos gerenciales y de ejecución, aún en los roles familiares, siempre llega la hora de planificar, negociar y tomar las mejores decisiones con la información y los recursos disponibles.
Hay dos conceptos clave por revisar. El primero de ellos es entender que cuando hablamos de Pensamiento Estratégico nos referimos a dejar de ser reactivos y usar todas nuestras capacidades para ir unos cuantos pasos adelante, tomando todas las previsiones para evitar equivocaciones.
Se trata de trazar la ruta hoy, de lo que desea lograr mañana, por medio de competencias que le permitan anticiparse al efecto de sus acciones en el futuro. Planificar el camino con una visión creativa e innovadora de largo plazo, tomando conciencia de los posibles obstáculos que lo separan de la meta final y lo que puede hacer para evitarlos.
La segunda definición, vinculada con nuestro ámbito de actuación como firma consultora, es la Reputación, entendida como el conjunto de percepciones, actitudes y comportamientos que tienen los grupos de interés sobre la organización, los cuales al final del camino se traducen en un sentimiento de confianza, admiración y respeto por sus marcas.
Teniendo esto claro, hoy compartimos algunas recomendaciones para ejercitar el pensamiento estratégico y trazar una firma ruta de construcción reputacional, ya sea de su marca personal o de la organización a la que pertenece.
La Ruta del Pensamiento Estratégico
• Defina el objetivo: plantee una meta, ya sea su propósito reputacional, la manera cómo quieres ser visto, o esa imagen que desea proyectar; piense en quiénes espera impactar, y cuánto tiempo y recursos requiere para lograrlo.
• Tenga certeza de la situación actual: conozca dónde está parado con respecto a la meta reputacional. Eso le permite medir la distancia que le separa de ese objetivo, todo lo que debe atender y las personas por convencer para lograrlo.
• Cree su propia ruta con el GPS de la estrategia: comience por listar las tareas para llegar su meta. Diseñe su propio camino reputacional, según los recursos disponibles y los que debe crear, las herramientas y capacidades por adquirir, los retos del entorno y las complejidades de sus grupos de interés.
• Establezca indicadores sólidos: mida todo lo que pueda y documente cada paso, porque eso le permitirá ponderar los esfuerzos versus los logros y ajustar las acciones tácticas que lo llevarán a proyectar la imagen que desea.
• Evalúe los avances: no hay nadie que conozca mejor su estrategia que usted. Cuestione siempre si lo puede hacer mejor, pero no deje de tomar decisiones para avanzar.
• Corrija y recalibre: no hay plan infalible, el pensamiento estratégico bien fundamentado a partir del uso de herramientas de inteligencia contextual y estudios de reputación, le dará la habilidad y la sensibilidad para incorporar mejoras a la estrategia y acercarse más a la meta reputacional, adaptándose a los retos y complejidades del entorno.
Con un propósito claro, la aplicación del pensamiento estratégico y el uso de herramientas de seguimiento de entorno (monitoreo contextual y social listening) se pueden establecer parámetros para evaluar el avance reputacional, como base sólida para construir confianza y reputación ante sus grupos de interés.
En el ámbito corporativo ya se aplican excelentes estudios de reputación para conocer lo que piensan sus audiencias. Esa información ayuda enormemente a fijar metas reputacionales realistas y poner en marcha un Sistema de Gestión Reputacional que le ayude a acortar la brecha entre la percepción actual y la deseada.
En PIZZOLANTE acompañamos a nuestros clientes a implementar el pensamiento estratégico que los ayude a lograr sus objetivos de negocio, de una forma sostenible, abonando a la cuenta positiva de su reputación y preparándose para mitigar situaciones imprevistas.
