Incentivar la formación de los colaboradores en una empresa es esencial para mantenerse competitivo en un mercado cambiante.
Aunque invertir en formación para los trabajadores implica utilizar recursos económicos y temporales para proveer a los empleados de una formación concreta, también se refiere a facilitar con flexibilidad de horario y algún grado de financiación, una capacitación que consideren interesante para su crecimiento profesional identificada fuera de la empresa, aunque no esté estrictamente relacionada con el cargo o el sector de la organización.
La inversión en la formación para los trabajadores tiene dos aspectos básicos: En primer lugar, la capacidad de la organización para generar conocimiento preparando a los empleados en diferentes habilidades. En segundo lugar, facilitándoles el acceso a fuentes externas de formación que puedan luego revertir en la empresa.
Estas son algunas de las razones por las que
No solo es conveniente, sino que es un “deber ser” en las organizaciones. La inversión en el conocimiento del talento humano fortalece la sostenibilidad de la empresa en el tiempo, por hacer que se mantenga siempre a la vanguardia y visión, y genera mayor confianza en sus audiencias internas que repercutirá inevitablemente en las externas.
Mejora el desempeño y la productividad:
Cuando los empleados reciben formación y actualizan sus habilidades, están más preparados para enfrentar los desafíos y oportunidades en su trabajo. Esto puede llevar a una mayor eficiencia y productividad en el desempeño de sus tareas.
Fomenta la innovación:
La formación de los empleados puede impulsar la creatividad y la innovación en la empresa. Al aprender nuevas habilidades y técnicas, los empleados pueden aplicarlas en su trabajo y generar nuevas ideas y soluciones que mejoren los procesos y productos de la organización.
Aumenta la satisfacción y retención del talento humano:
Cuando los empleados tienen la oportunidad de mejorar sus habilidades y progresar en su carrera, se sienten más valorados y comprometidos con la empresa. Esto puede conducir a una mayor satisfacción laboral y una menor tasa de rotación.
Fortalece la cultura empresarial:
La formación de los empleados puede ser una oportunidad para transmitir los valores y la cultura de la empresa. Al promover una cultura de aprendizaje y desarrollo, se puede crear una cultura organizacional más sólida y cohesiva.
Mejora la imagen de la empresa:
Cuando una empresa invierte en la formación y el desarrollo de sus empleados, muestra su compromiso con el crecimiento y el éxito de su personal. Esto puede mejorar la reputación de la empresa como empleador y atraer a talentos más calificados.
Trabajar con los mejores no solo se consigue atrayendo a los mejores – lo cual también es válido- sino, ante todo, teniendo una buena capacidad para crear a los mejores.
